Los Miami Dolphins no pudieron con Lamar Jackson en su regreso y perdieron por 28-6 en partidos correspondiente a la octava semana de la temporada regular.
Intercepciones, penalidades y la imposibilidad de detener el juego terrestre de su oponente han sido condicionantes que marcan una diferencia para los Miami Dolphins en la presente temporada.
Esa nube gris que navegó durante gran parte de la temporada sobre los Delfines desapareció brevemente el fin de semana pasado en la victoria frente a Atlanta.
Esta noche, en el tradicional partido de jueves por la noche y en el regreso del mariscal de campo, Lamar Jackson, todo volvió a colapsar y de la peor forma.
La desconexión fue evidente y el malestar de los entrenadores es cada vez más palpable, algo que normalmente saben disimular pero que esta noche ha quedado a vista de todos.
Temprano en el partido, los Dolphins visitaron la zona roja y el resultado fueron tres puntos, la imposibilidad de conseguir un touchdown que confirmara el buen momento del partido anterior, fue la primera mala señal de la noche.
Aprovechando una pérdida de balón, los Ravens lograron irse arriba en el marcador y luego lo confirmar con una segunda anotación, ambas obra del ala cerrada Mark Andrews.
Baltimore recuperó la sonrisa con la aparición de Jackson quien estuvo ausente varias semanas por lesión y quien tiene camino por recorrer para recuperar su mejor nivel.
Hoy era la noche perfecta para regresar, el rival permitía libertades y los Ravens supieron aprovecharlas.
Touchdowns de Charlie Kolar y Rashod Bateman en el tercer cuarto le pusieron el toque final a un partido que tuvo el cuarto período como tramite, sirviendo solamente para incrementar una noche plagada de errores para Miami.
