Vicente Sánchez rompió esquemas y llevó a Cruz Azul a la gloria con un 5-0 aplastante sobre Vancouver Whitecaps para conquistar la Concachampions. Un triunfo inolvidable.
MÉXICO. El uruguayo Vicente Sánchez no pudo contener las lágrimas tras conquistar la Copa de Campeones de Concacaf. Su emoción era comprensible: en solo cuatro meses, pasó de ser un técnico cuestionado a convertirse en un símbolo de éxito para Cruz Azul.
Llegó en medio de la incertidumbre, tras la repentina salida de Martín Anselmi quien se fue al Porto de Portugal. Con el equipo en crisis, pocos confiaban en su capacidad para revertir la situación. Sin embargo, Sánchez logró posicionar a La Máquina entre los tres mejores de la fase regular, alcanzó las semifinales del torneo mexicano y eliminó al América en el ámbito internacional.

La consagración llegó con una actuación inolvidable. Cruz Azul aplastó 5-0 al Vancouver Whitecaps en la gran final de la Concachampions, con un fútbol dominante y sin fisuras. Desde el primer minuto, La Máquina impuso condiciones y no dejó margen para la sorpresa. Fue un triunfo categórico que selló una hazaña internacional.
Su legado es imborrable. No solo rompió una sequía de 11 años sin títulos internacionales, sino que también clasificó a Cruz Azul a la Copa Intercontinental 2025 y al Mundial de Clubes 2029. Si decide marcharse, lo hará como una figura clave en la historia reciente del club.

Sus lágrimas son el recuerdo de que su ciclo está por cerrarse, pero será recordado como el hombre que hizo de una máquina cementera, una máquina trituradora de rivales y tocar lo más alto en Concacaf, igualando al América como los más ganadores del máximo torneo de la región.